Los miomas uterinos son tumores benignos que aparecen en el músculo del útero y pueden variar enormemente en tamaño, número y comportamiento. Aunque son muy comunes, más del 70% de las mujeres los desarrollan en algún momento de su vida reproductiva, no todas experimentan molestias. Algunas viven sin saber que los tienen, mientras que otras enfrentan síntomas que afectan su salud física, emocional y social.
Esta diferencia fundamental da origen a dos categorías importantes: miomas sintomáticos y miomas asintomáticos. Entender cómo se comportan cada uno, por qué generan síntomas y cuándo es necesario considerar tratamiento permite tomar decisiones informadas y evitar complicaciones futuras.
Este artículo tiene el objetivo de explicar de forma clara y útil la diferencia entre ambos tipos, cómo se diagnostican y qué alternativas existen, especialmente si buscas opciones no quirúrgicas y de rápida recuperación.
¿Qué son los miomas asintomáticos?

Los miomas asintomáticos son aquellos que no producen ninguna molestia. Muchas veces se detectan por casualidad durante un ultrasonido de rutina, un chequeo ginecológico o una resonancia por otra razón médica.
Una mujer puede tener uno o varios miomas sin experimentar cambios en su periodo menstrual, sin dolor pélvico y sin notar aumento en su abdomen. Esto se debe a que su ubicación, su tamaño o su velocidad de crecimiento no interfieren con la estructura normal del útero ni con los órganos cercanos.
Los miomas pequeños, especialmente aquellos que están hacia la parte externa del útero, suelen pertenecer a este grupo. También hay miomas intramurales de tamaño moderado que, dependiendo de su posición, pueden pasar desapercibidos durante años.
Aunque no causen síntomas, no significa que no deban monitorearse. Algunos miomas asintomáticos pueden crecer con el tiempo, modificar su comportamiento o, eventualmente, comenzar a generar molestias. Por eso, la vigilancia periódica es clave para detectar cambios importantes antes de que afecten la calidad de vida.
Los miomas sintomáticos, en cambio, sí provocan molestias. Estas pueden ser leves o intensas, constantes o intermitentes, pero suelen ser lo suficientemente notorias como para alterar las actividades cotidianas.
Entre los síntomas más comunes se encuentra el sangrado menstrual abundante. Muchas mujeres con miomas sintomáticos reportan periodos prolongados, coágulos grandes o la necesidad de cambiar toallas o tampones cada pocas horas. Con el paso del tiempo, este tipo de sangrado causa anemia, cansancio, mareos y falta de energía.
Otro síntoma característico es la presión pélvica. Cuando un mioma crece hacia la cavidad abdominal, puede presionar la vejiga y provocar la necesidad de orinar frecuentemente. En otros casos, empuja el intestino, lo que genera estreñimiento crónico o sensación de llenura. También se presentan cólicos intensos, dolor pélvico constante, molestias durante las relaciones sexuales o dolor lumbar.
Una diferencia importante es que los miomas sintomáticos suelen modificar visiblemente el abdomen. Algunas mujeres refieren sentirse “inflamadas todo el tiempo” o notar que su ropa ya no les queda igual aun sin haber subido de peso.
Los miomas sintomáticos merecen un abordaje más cuidadoso, porque no solo afectan la calidad de vida, sino que pueden generar complicaciones como anemia severa, infecciones tras sangrados prolongados, crecimiento acelerado o impacto en la fertilidad. Si deseas tener una evaluación personalizada sobre tu caso y saber si la embolización de miomas es adecuada para ti, te invitamos a agendar una consulta con nuestro especialista para ayudarte a tomar decisiones informadas y recuperar tu bienestar.
¿Por qué algunos miomas causan síntomas y otros no?

La presencia o ausencia de síntomas depende de varios factores. El tamaño es importante, pero no es decisivo. Hay miomas pequeños que causan sangrado fuerte por estar dentro de la cavidad uterina, y hay miomas grandes que no generan dolor si crecen hacia afuera del útero sin afectar órganos.
La ubicación es uno de los elementos más determinantes. Los miomas submucosos, que se encuentran justo debajo del endometrio, tienden a causar sangrados abundantes incluso si son pequeños. Los intramurales, situados dentro
del músculo uterino, pueden causar dolor o molestias dependiendo de qué tan profundo estén. Los subserosos, que crecen hacia la superficie externa, suelen ser menos sintomáticos pero pueden causar presión si alcanzan gran tamaño.
La vascularidad también influye. Un mioma muy irrigado suele provocar periodos más abundantes. Además, la velocidad de crecimiento puede generar dolor por estiramiento o inflamación del tejido cercano. Por último, cada cuerpo responde de manera distinta. Dos mujeres pueden tener miomas de tamaño similar y experimentar molestias completamente diferentes.
¿Cómo se diagnostica un mioma sintomático o asintomático?
El diagnóstico se realiza mediante estudios de imagen en una consulta ginecológica para determinar cuál es el origen exacto de los síntomas. Un diagnóstico completo permite diferenciar con claridad si los síntomas que presenta una mujer (como sangrado abundante o dolor pélvico) se deben realmente a los miomas o si existe alguna otra condición ginecológica.
¿Todos los miomas deben tratarse?
Los miomas sintomáticos deben ser evaluados y el manejo dependerá del nivel de molestia, la intensidad de los síntomas y el impacto en la vida diaria.
Una mujer con sangrado abundante o anemia no debería postergar la búsqueda de ayuda, ya que estos síntomas pueden empeorar con el tiempo y afectar considerablemente su calidad de vida. También es importante tratar los miomas que provocan presión severa, dolor constante o cambios importantes en la forma del útero.
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En el caso de los miomas asintomáticos, generalmente solo requieren seguimiento. El objetivo es vigilar que no cambien de tamaño o comportamiento. Si un mioma crece rápidamente, aparece un nuevo síntoma o cambia su forma, el especialista podría recomendar tratamiento para evitar complicaciones futuras. El simple hecho de tener un mioma no implica necesidad de extirparlo. Lo importante es su impacto en la salud y en la calidad de vida.
Comparativa general: síntomas, impacto y necesidad de tratamiento
En términos simples, la principal diferencia está en el comportamiento clínico. Los miomas asintomáticos permanecen “silenciosos” y no interfieren con la vida diaria. Los sintomáticos, por el contrario, generan molestias que suelen empeorar con el tiempo si no se atienden.
Mientras los asintomáticos se monitorizan con estudios periódicos, los sintomáticos requieren un plan de tratamiento personalizado. La decisión depende de varios factores, pero siempre debe centrarse en la salud y bienestar de la paciente, tomando en cuenta su edad, sus planes reproductivos y la intensidad de los síntomas.
Conclusión: ¿cómo saber cuál es tu caso?
La diferencia entre un mioma sintomático y uno asintomático no siempre es evidente sin estudios adecuados. Comprender esta diferencia es el primer paso para tomar decisiones informadas. Si experimentas sangrado abundante, dolor pélvico constante, presión abdominal o cambios en tu ciclo menstrual, es probable que tu mioma sea sintomático.
Si no tienes molestias, pero has sido diagnosticada con uno o varios miomas, el seguimiento periódico es suficiente en la mayoría de los casos. Lo importante es no ignorarlos y mantener una vigilancia adecuada para prevenir cambios inesperados.
Con la información correcta y una valoración profesional, es posible identificar si un mioma requiere tratamiento o solo observación. Y si lo que buscas es un procedimiento eficaz y menos invasivo, existen alternativas como la embolización de miomas que permiten controlar los síntomas preservando el útero. Te invitamos a agendar tu consulta con nuestro especialista, navegar en nuestra página, explorar artículos relacionados, leer experiencias y comprender más sobre este moderno y eficiente procedimiento. Cada caso es único y la información adecuada puede ayudarte a tomar la mejor decisión para tu salud.
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